Confesaré algo que me provoca un pudor extraño, pero que, en su momento, me confirió un poder externo: durante mi adolescencia llegué a vender mi firma. Mis servicios no duraron demasiado. Aun así, llegué a firmar varios reportes de mala conducta; cartas informando a padres de familia sobre el fracaso escolar de sus hijos y comunicaciones académicas varias que quizá tuvieron que mandarse dos o tres veces más.
Origen: El abismo de Bolaño
Imagen: zendalibro.com