Raúl Silva
Entre un bosque de coníferas
guardo mis sueños,
se mecen con el viento
mientras las aves canoras
juguetean al marido y mujer.
Los rayos del sol se cuelan
entre las ramas bailarinas.
que acarician mis anhelos,
esperanzadores que se nutren
entre el suave olor de su follaje,
donde una ninfa custodia
celosamente mi destino
entre su blonda cabellera.
Sueños unas veces calmos
dedicados al espíritu de un viejo,
otros al punto de realidades
como un adolescente insólito
que la ninfa sacude de su cabellera
para hacerlos tangibles.
Me quedan pocos sueños
y no son escasos los inquietos,
propios de un adulto mayor
con responsabilidades por cumplir
pero gratos al llegar al tacto.
Ninfa, guarda y suelta
de tus cabellos de oro.