Aquel pingüino era esbelto, pero se parecía demasiado a los chistes. Se tambaleaba con torpeza de un lado para otro de su glaciar, en busca de una sola cosa: el amor. Y es que estaba verdaderamente obsesionado con ello, a pesar de haberlo ya vivido y gozado intensamente antes. Él creía NECESITAR de su fuente […]
a través de El pingüino no quiso casarse — Revista El Girø